Palma de Mallorca es la capital del verano mediterráneo para buena parte del turismo europeo. Sus hermosas calas de roca, acantilados y fina arena rodeadas por despajadas llanuras, pequeñas colinas de pinar o la impresionante Sierra de Tramuntana conforman uno de los paisajes con los que sueñan miles y miles de personas durante todo el año.
Con la llegada de los meses típicamente vacacionales como son julio, agosto y setiembre, la Mallorca y su capital se visten de gala y abren sus puertas de par en par para recibir al turista. Ante ellos, Palma rinde a sus pies todo el encanto de su clima excepcional y los mimos de sus exclusivos servicios: la ciudad es un centro de boutiques, restaurantes de todo tipo, teatros, locales de moda y monumentos para quitarse el sombrero.
Solo pasar por su fachada marítima en coche es toda una experiencia a cualquier hora del día: con la Catedral de Mallorca coronando el centro de la ciudad, al lado del majestuoso Palacio de la Almudaina, mirando al Puerto de Palma y al mar.
Las rutas de paseo por la capital de Mallorca son numerosas y muy diversas: hay rutas por los antiguos patios de casas señoriales y palacetes que hoy siguen habitados en el mismo centro de la ciudad; rutas de tapas y vinos en las que disfrutar de los productos típicos de la isla, otras para ir de compras por algunas de las tiendas más prestigiosas de Europa o para conocer el arte de sus museos y galerías… Cada una es una propuesta de ciudad distinta, adaptable a todos los gustos y momentos del día.
Para disfrutar de Palma en todo su esplendor, los meses de verano -en concreto agosto- son los mejores. El calor aprieta, pero la capital está llena de planes divertidos: conciertos, fiestas populares, cine al aire libre frente a la catedral, compras nocturnas y mercadillos, regatas de vela… El corazón turístico del Mediterráneo funciona a pleno rendimiento.
El alojamiento en la capital es muy variado y muchos son los que prefieren reservar un hotel en la bahía de Palma Nova o una habitación en Playa de Palma para poder vivir lo mejor de la ciudad sin renunciar a la comodidad de estar a un paso de la playa.
Para los que, además, busquen un destino tranquilo cerca de Palma, una buena opción es reservar un hotel en Santa Ponsa, en la zona de la Costa de la Calma, que está perfectamente conectada con Palma por autopista y el trayecto en coche a la ciudad y el aeropuerto son apenas 20 minutos. A cambio, en este lugar, el viajero puede disfrutar de una de las puestas de sol más bonitas de la isla.